María del Mar Morales
Health coach - Esp. en Nutrición
Última actualización: 5 febrero, 2020
La anemia es una enfermedad muy común que se caracteriza por la carencia de glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno suficiente a los diferentes tejidos del cuerpo.
Existen varias clases de anemia y cada una de ellas puede originarse por factores diferentes. Sin embargo la más común es la que se presenta debido a la deficiencia de hierro, un mineral esencial en la producción de hemoglobina.
Una nutrición desbalanceada también puede ocasionar anemia, sobre todo cuando hay carencia de vitamina B y folatos.
Enfermedades crónicas como tumores, insuficiencia renal, reumatismo o VIH también puede representar problemas para la producción y remplazo de los glóbulos rojos.
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Síntomas de anemia

Algunos de los síntomas más comunes asociados con esta enfermedad son:
- Cansancio
- Latidos del corazón irregulares
- Mareos
- Piel pálida
- Dificultad respiratoria
- Encías pálidas
- Manos y pies fríos
- Dolor de cabeza
- Debilidad muscular
- Coloración pálida bajo la piel de las uñas
En casos más avanzados puede manifestarse angina de pecho y hemorragias.
Factores de riesgo
Además de las causas ya mencionadas, otros factores de riesgo que pueden contribuir a la aparición de la anemia so:
Menstruación abundante: cuando las menstruaciones son largas y fuertes generan mayor pérdida de glóbulos rojos.
Trastornos alimenticios: algunos trastornos como la anorexia nerviosa y la bulimia impiden que las personas logren completar los nutrientes básicos para el buen funcionamiento del organismo. Esto debido a la poca ingesta de alimentos y a la eliminación de los mismos por medio del vómito.
Embarazo: esta etapa supone, como es normal, un gasto extra de elementos, entre ellos los glóbulos rojos. En este caso se recomienda tomar suplementos.
Trastornos digestivos o intestinales: este tipo de trastornos no permiten completar el proceso de absorción de los alimentos y provocan carencias nutricionales.
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Alimentos para combatir y evitar la anemia

La primera opción por su rápida absorción son los alimentos vegetales como la remolacha, manzanas, uvas, espinacas, berros, mostazas, acelgas, fresas, frutos del bosque, rábanos y tubérculos.
Los cítricos son muy importantes porque la vitamina C es es medio o vehículo para que el organismo absorba el hierro.
También se recomienda el consumo de alimentos como: almendras, maní, pipas de girasol y calabaza, pistachos, pasas, ciruelas, higos y dátiles.
Puedes consumir, además, legumbres como habichuelas, porotos, frijoles negros y las potentes lentejas.
Por último, si llevas una dieta de proteína animal, mantén un buen consumo de huevos y carnes rojas.
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