María del Mar Morales
Health coach - Esp. en Nutrición
Todos los seres humanos experimentan cansancio en ciertos momentos, sobre todo después de una jornada extenuante, un entrenamiento intenso o un episodio estresante, sin embargo cuando el cansancio es recurrente y afecta tu calidad de vida puede tratarse de algo conocido como síndrome de fatiga crónica.
El síndrome de fatiga crónica es un trastorno que genera un agotamiento persistente que puede permanecer por meses, que NO desaparece con el sueño y que tiende a empeorar después de una actividad física o mental.
Esta condición que también se conoce como encefalomielitis miálgica (EM) o enfermedad sistémica por intolerancia al esfuerzo (SEID) es una afección compleja que puede afectar seriamente tus relaciones interpersonales, tu desempeño laboral y tu nivel de satisfacción con la vida.
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¿Qué causa el síndrome de fatiga crónica?
Actualmente se desconoce la causa exacta de esta afección, pero existen alguna teorías médicas que incluyen:
- Estrés físico o emocional
- Desequilibrios hormonales
- Sistema inmune débil
- Infecciones virales
- Predisposición genética
- Alteraciones en la producción de energía
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) afirman que “es posible que haya dos o más desencadenantes que conjuntamente causen la afección”.
Se estima que las mujeres son entre 2 y 4 veces más propensas a ser diagnosticadas con fatiga crónica y que el rango de edad de mayor riesgo es entre los 40 y los 50 años.
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Señales de alerta
Algunos síntomas que pueden alertarte sobre el síndrome de fatiga crónica son:
- Agotamiento que interfiere con tus actividades diarias
- Agotamiento que empeora después de una actividad de esfuerzo físico o mental
- Sensación de NO tener un sueño reparador
- Concentración reducida
- Problemas de memoria
- Dolores de cabeza
- Dolor muscular inexplicable
- Dolor articular inexplicable
- Dolor de garganta
- Ganglios linfáticos agrandados en el cuello o las axilas
- Mareos
Ten presente que estos síntomas pueden variar mucho de una persona a otra, y también dependen del nivel de gravedad del trastorno.
¿Cómo se diagnóstica el síndrome de fatiga crónica?
Esta es una afección difícil de diagnosticar debido a que comparte muchos de sus síntomas con otros trastornos. Además, a la fecha no existe una prueba médica que permite detectarla.
Sin embargo, es importante que ante la recurrencia de los síntomas mencionados anteriormente acudas con tu médico e inicien un proceso de diagnóstico que empieza descartando otras posibles causas como fibromialgia, hipotiroidismo, trastornos del sueño, anemia, lupus, obesidad severa o trastornos depresivos.
Tu médico también te preguntará por la intensidad y la duración de los síntomas, así que es importante que hagas anotaciones y lleves un registro de los mismos.
Tratamiento para el síndrome de fatiga crónica
Al igual que como sucede con la causa, tampoco se ha encontrado una cura para esta condición. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas, especialmente aquellos que están generando un mayor malestar o que pueden resultar incapacitantes.
El tratamiento puede incluir medicamentos para aliviar la depresión, el dolor y los mareos, así como terapias para abordar las limitaciones, para mejorar la calidad del sueño y para establecer un plan de actividad física que esté dentro de los límites que el paciente puede manejar. Los grupos de apoyo pueden resultar muy útiles.
También existen algunos tratamientos alternativas que pueden ayudar a aliviar el dolor como la acupuntura , el tai chi, el yoga y los masajes, sin embargo es importante que consultes con tu médico antes de probar cualquier terapia complementaria.
¿Y la alimentación?
Aunque no existe evidencia fuerte sobre la conexión entre la dieta y el síndrome de fatiga crónica, lo cierto es que llevar una alimentación natural, equilibrada y densa en nutrientes puede ayudar a aumentar los niveles de energía, evitar deficiencias nutricionales que emporen los síntomas y mejorar la sensación general de bienestar en pacientes con esta afección.
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