María del Mar Morales
Health coach - Esp. en Nutrición
Muchas personas confunden la palabra “ansiedad” con “antojos” cuando se trata de alimentación, sin embargo la primera se refiere específicamente al sentimiento de malestar, excesiva preocupación o miedo en torno a los alimentos, lo que puede redundar en diferentes desordenes alimenticios.
Comer debería ser una experiencia agradable, o al menos indiferente, sin embargo para muchas personas este acto, indispensable para la vida, se convierte en una fuente de temor proveniente de pensamientos como: “no debí comer eso”, “¿será que me serví mucho arroz?”, “me comeré esto y mañana haré ayuno para compensar”, entre muchos otros…
Lamentablemente, en la actualidad y gracias al auge de las redes sociales y la sobrecarga de información sobre nutrición, la ansiedad alrededor de la comida se ha vuelto muy común y cada vez más personas desarrollan condiciones como la ortorexia, el trastorno por atracón, la bulimia, la anorexia y el trastorno por evitación o restricción.
Si sientes que la comida se ha convertido en una de tus principales preocupaciones, hasta llegar a interferir con tu estabilidad emocional y tu vida social, en este artículo encontrarás algunas recomendaciones que pueden resultar de utilidad. Sin embargo, recuerda que siempre es preferible buscar ayuda profesional personalizada
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Consejos para controlar la ansiedad por comer
1. Limpia tus redes sociales
Las redes sociales son herramientas maravillosas que pueden resultar muy útiles, sin embargo también suelen convertirse en un detonante de inseguridad, temor y estrés.
Si sigues muchas cuentas relacionadas con la nutrición y el fitness, haz una revisión consciente y elimina aquellas que promueven mensajes como: “prohibido comer esto”, “este alimento es veneno”, “todo tiene que ser orgánico”, “esta es la única dieta que funciona”.
No importa que sea la cuenta del doctor o el nutricionista más famoso, si te genera ansiedad, dale “unfollow”.
2. Abandona la mentalidad de “bueno” y “malo”
Los alimentos no se dividen en “buenos” y “malos”, ni en “milagrosos” y “desastrosos”… los alimentos son fuente de energía y nutrientes que hacen posible que tu cuerpo pueda funcionar de manera óptima y eficiente.
Es cierto que hay alimentos que te convienen más y otros que te convienen menos, pero esto no tiene nada que ver con juicios morales, sino con su valor nutricional.
Recuerda también que NO HAY un solo alimento que por sí solo te pueda hacer engordar o te pueda enfermar, así como NO HAY uno solo alimento que te pueda adelgazar o curar. Lo que cuenta al final del día es el balance total de tu alimentación.
El simple de hecho de abandonar los pensamientos morales alrededor de los alimentos, te liberará de una gran carga de ansiedad.
3. Ríete de tus pensamientos compensatorios
Las ganas de “compensar” te pueden conducir a prácticas poco saludables que no solo comprometen su salud física y mental, sino que sirven de poco o de nada: realizar ayunos “compensatorios”, pasar varias horas en el gimnasio, beber jugos détox creyendo que van a ayudarte a expulsar la grasa o tomar laxantes
Así que cada vez que te descubras pensando en “compensar” una conducta alimentaria, ríete de ti mism@ (aunque al principio no resulte natural) y ocupa tu mente en otra actividad.
Recuerda que ninguna de las prácticas “compensatorias” mencionadas tiene el poder de revertir una conducta alimentaria o un exceso de comida, y sí pueden derivar en trastornos de la conducta alimentaria.
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4. No es momento de restricciones
Una persona con ansiedad por la comida o con sospecha de algún trastorno de la conducta alimentaria, NO debe hacer dietas ni ayunos, pues las restricciones solo incrementarán su preocupación e intensificarán la ansiedad. Así de sencillo.
Busca ayuda de un profesional que guíe tu alimentación, pero que también te ayude a trabajar con tu ansiedad. Otros tips que pueden ayudarte:
- Incluye una gran variedad de alimentos.
- Prueba con recetas nuevas que te permitan disfrutar nuevamente del acto de comer.
- Elige la mayor parte del tiempo alimentos frescos y naturales, sin empaques.
- Recuerda que “la mayor parte del tiempo” NO es “siempre”, así que si un día comes un alimento que no es tan natural, hazlo de forma consciente y disfruta tu elección.
- Sal a comer con tu familia o amigos de vez en cuando, habla, ríete… esto liberará la tensión constante que haz puesto en la comida.
5. No temas buscar ayuda
Como mencionamos al principio de este artículo, la excesiva preocupación o miedo en torno a los alimentos puede conducir a un desorden alimenticio más grave, pero ¿cómo saber si ya has cruzado la línea?
Un trastorno de la conducta alimentaria debe ser diagnosticado adecuadamente y su tratamiento generalmente implica la conformación de un equipo interdisciplinar que pueda brindar acompañamiento psicológico y nutricional, además de monitoreo médico.
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