María del Mar Morales
Health coach - Esp. en Nutrición
Última actualización: 5 febrero, 2020
Un ataque de pánico es una sensación repentina de miedo intenso y descontrolado, sin causa aparente, que provoca una serie de reacciones físicas en la persona que lo padece.
Cuando se presentan este tipo de situaciones, las personas sienten que han perdido el control sobre su cuerpo y entran en episodios de gran ansiedad.
Aunque los ataques no representan grandes complicaciones para la salud, cuando se vuelven recurrentes pueden afectar significativamente la calidad de vida de las personas, e incluso trascender a lo que se conoce como trastorno de pánico.
Este tipo de ataques también pueden afectar negativamente las relaciones interpersonales.
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Síntomas
Este trastorno aparece de manera repentina, cuando la persona está realizando cualquier tipo de actividad de su rutina diaria.
Una vez el episodio de pánico se ha desvanecido, la persona se puede sentir agotada y con un elevado nivel de fatiga.
Estos son los signos:
- Sensación de que algo malo está por suceder
- Mareos o desmayos
- Miedo a perder el control de la situación
- Miedo a la muerte
- Taquicardia
- Sudoración excesiva
- Temblores
- Dificultad al respirar o sensación de asfixia
- Náuseas
- Dolor de cabeza intenso
- Sensación de entumecimiento
- Dolor en el pecho
- Tener pensamientos de situaciones irreales
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¿Por qué se debe tratar rápidamente?
Es importante acudir a al médico ante cualquiera de los anteriores síntomas, pues es muy difícil que la persona afectada pueda controlar los ataques por sí misma.
Además, si los ataques de pánico no se tratan a tiempo pueden empeorar, generando:
- Fobias y temores
- Problemas familiares o laborales
- Consumo de sustancias toxicas
- Dependencia de otras personas
- Depresión o pensamientos suicidas
Los trastornos de pánico se tratan generalmente con psicoterapia y en algunos casos se requiere el consumo de medicamentos.
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